Conservar lo nuestro para cultivar lo nuevo. Una frase que resume el espíritu de Lodosa, el cómo afronta la localidad el presente y el cómo mira al futuro un municipio “trabajador, con muchas tradiciones pero también muchas oportunidades”. Así lo afirmó su alcaldesa, Laura Remírez, durante la presentación de ‘Lodosa viva’, una jornada que se desarrolló en la casa de cultura de la localidad organizada por Diario de Navarra, en colaboración con el ayuntamiento, y con el patrocinio de Laboral Kutxa. A lo largo de la mañana, diferentes ponentes fueron desgranando todas aquellas virtudes y puntos fuertes de un municipio que, tiene en el pimiento del piquillo, su principal valedor pero en la que también se habló de retos, oportunidades y necesidades.
La alcaldesa recordó que Lodosa fue pionera en definirse con una marca propia, ‘’Lodosa Viva’ que, subrayó, hace hincapié en la “vitalidad de sus calles y en la apuesta por el mantenimiento y mejora de los servicios que se ofrecen”, tanto para sus propios vecinos y vecinas como para quienes residen en los pueblos de alrededor. Una Lodosa, dijo, “acogedora” con quienes llegan a estudiar y también a trabajar y con muchos temas que abordar en la agenda de retos como el relevo generacional, el empleo estacional o el transporte público, además de la vivienda o la lucha contra la despoblación, entre otras cosas. Testimonios de quienes acumulan ya muchos años de experiencia, en el sector de la industria agroalimentaria, pilar de la economía local, junto a los aportados por quienes han dado un paso al frente por emprender en su pueblo fueron dibujando la realidad de un pueblo “muy vivo” en una jornada que clausuró el director general de Comercio y Turismo del Gobierno foral, Pablo Ezcurra.
Se refirió a tres aspectos que, a su juicio, son vitales para mantener la cohesión territorial y social necesaria en aquellos entornos más alejados de la capital citando al ecosistema, el talento y el arraigo. “Tres elementos en los que Lodosa es punta de lanza. No voy a venir yo a descubrirlo. Es algo que Lodosa tiene, como Navarra en general. Para ser una comunidad relativamente pequeña hay mucho talento pero nadie ha regalado nada, todo está muy, muy trabajado”, finalizó Ezkurra.
Jesús Aguirre: «Lodosa tiene en sus regadíos un patrimonio muy importante»
Jesús Aguirre forma parte de la quinta generación de una familia dedicada al campo, aquél que le gustaba visitar de pequeño a diario, en el que jugó y también aprendió mucho. “Para mí la diversión era ir al campo, el castigo era quedarme sin ir”, apuntaba quien hoy preside de la Denominación de Origen Pimiento del Piquillo de Lodosa. Y quiso con esa afirmación abrir el debate, equivocado a su juicio, que muchas veces se pone sobre la mesa y que apunta al campo como el lugar de destino de quien no estudia o no pone interés por otras cuestiones en la vida.
“No debe verse así. Ir al campo no es algo malo, todo lo contrario. Cierto es que requiere de gran exigencia, constancia y trabajo en unos horarios muchas veces complicados para compartir otras actividades de ocio pero también es gratificante”, aseguraba. Repasó los treinta y ocho años que han pasado desde la puesta en marcha de la DO y analizó los cambios que se han introducido en el campo. Abogó Aguirre por trabajar en hacer atractivo y poner en valor un sector fundamental, dijo, en la economía lodosana. “Se habla del patrimonio cultural de Lodosa, de sus monumentos y sus fiestas, pero Lodosa tiene en sus regadíos un patrimonio muy importante. Somos un pueblo agrícola y eso es lo que nos ha dado a conocer”, reparó. Habló también de la presencia de población inmigrante que suele encargarse de la mano de obra y del poco sentimiento de pertenencia, lamentó, que estas personas suelen tener.
El consejero de Desarrollo Rural, José Mari Aierdi, incidió en la importancia de trabajar por el relevo generacional y la diversificación en un sector primario que, subrayó, “siga manteniendo la actividad económica de la zona”. Se mostró consciente Aierdi de la necesidad de seguir trabajando para solucionar los problemas de vivienda algo, puntualizó, básico para que la gente que venga a trabajar se pueda acabar asentando.
Andrés Baigorri y Sergio Perón: «Nuestros mayores, con poco, sacaron el pueblo adelante»
Andrés Baigorri y Sergio Perón son dos nombres bien conocidos en Lodosa y en la industria agroalimentaria de la zona y Navarra en general. Este viernes ambos se sentaron a disertar sobre las dificultades de relevo generacional que afronta la industria en la zona. Un problema, coincidía, difícil de abordar pero que urge trabajar. La dedicación, casi exclusiva, que exige el campo, la ausencia de horarios definidos y la escasez de jornadas libres o periodos vacacionales, compartían, son algunas de las cuestiones que en su opinión, dificultan este relevo. “Quienes suelen dar el paso para trabajar en el campo son personas que han “mamado y vivido” esto desde pequeños, que lo han visto desde pequeñas y conocen de esa exigencia pero aún así saben de las satisfacciones que da. La esclavitud entendida como toda la dedicación que requiere el campo lo veo como el mayor inconveniente por eso lo mejor es conocerlo”, decía Sergio Perón.
Para Andrés Baigorri, compartiendo la postura que previamente había puesto Perón sobre la mesa, se torna necesario que desde las instituciones se abran líneas de ayuda más allá de las previstas para nuevos y jóvenes agricultores. “Hacen falta para el espárrago o el pimiento en exclusiva”, dijo, a la par que abogó, lo primero de todo, por “ilusionar al agricultor” y por potenciar “lo nuestro, aprovechar que otros mercados como Perú o China están ya abandonando el cultivo de estos productos y que tanto daño nos han hecho en determinados momentos”. En esta pelea y defensa “de los nuestro, lo local” ven los dos empresarios uno de los objetivos prioritarios. “Si te vas a esforzar por algo, algo por algo que sea tuyo porque siempre resulta gratificante ver que las cosas salen bien y funcionan. Y si es por lo de uno mismo, todavía la sensación que queda después del esfuerzo es mucho mejor”, subrayaba Perón.
Ambos hablaron del futuro del relevo generacional y la importancia de abordarlo pero también hubo tiempo para echar la vista atrás, a sus respectivas infancias, cuando de mano de sus progenitores se fueron introduciendo en el mundo del campo. “Yo recuerdo sobre todo cuando iba a regar con mi abuelo y tampoco se me ha borrado el olor a espárrago y campo que percibía de mi madre cuando ella llegaba de recogerlos del campo y me daba un beso”, relató Perón. Por su parte, Andrés Baigorri no olvida el ver cómo, día a día, iban creciendo los pimientos en la plantación.
Repasaron el origen de lo que hoy son sus empresas poniendo en valor la importancia del trabajo de las personas, de todas aquellas que han conseguido que llevar las dos empresas hasta donde están. Y aplaudieron también la iniciativa de los jóvenes que han decidido dar el paso y emprender, tanto en el sector de la industria agroalimentaria como en otros.
Iñaki Ochoa, Diego Iturriaga, Oier Martínez, Ryoko Baba y Alejandro Salinas: «No hay que tener miedo al fracaso, todo es aprendizaje»
Pese a la dificultad de encontrar relevo generacional, en Lodosa sí que hay jóvenes que abogan por emprender en nuevos negocios o tomar el testigo de otros cuyos anteriores propietarios se encontraban ya a las puertas de jubilación. Algunos lo han hecho en el sector de las conservas pero otros han optado por otras ideas. Todas ellas personas “valientes, humildes y con talento”, como los definió Eduardo Elizalde, director de zona de Laboral Kutxa.
Iñaki Ochoa Martínez y Diego Iturriaga Urbiola fueron los primeros en contar su experiencia al frente de Conservas Lodosilla, una conservera artesanal de la que tomaron las riendas el pasado año ante la falta de relevo generacional. Decidieron mantener la plantilla de ocho mujeres y en su primera campaña lograron procesar 45 toneladas de pimiento del piquillo. “Surgió la posibilidad y la verdad es que no nos lo pensamos mucho”, reconocieron. Ochoa tenía un puesto de trabajo fijo mientras que Iturriaga se había desempeñado como pelotari profesional hasta la fecha.
Sí que ambos habían trabajado alguna vez con pimientos y otras conservas a nivel “de casa” pero no dudaron en lanzarse y, por ahora, la aventura la califican como positiva. No maquillan la realidad y aseguran que son “muchas” las horas del día dedicadas a un negocio en el que priman ofrecer un “producto de gran calidad”.
Cedieron el turno después a una ponencia en la que intervinieron Oier Martínez, de Utilnova, una empresa que diseña herramientas de talleres para neumáticos, las patenta y tras mandarla a fabricar, las vende; Ryoko Baba, una japonesa casada con un lodosano que asumió las riendas de la tienda de moda infantil Peque Chus; y Alejandro Salinas, uno de los creadores -junto a Javier Marzo- del licor Demoda. Repasaron sus inicios y charlaron sobre lo que, a su juicio, les ha resultado tanto sencillo como complicado a la hora de emprender.
Esos primeros contactos directos y en ferias con la gente fue lo más complicado para Martínez que ve lo más satisfactorio cuando un producto gusta y convence al cliente. Para Baba, la del idioma ha sido la barrera más complicada ya que, por su experiencia previa, ya controlaba todo lo que tenía que ver con el sector de la moda. “Para mí lo más difícil es conseguir esa confianza en uno mismo. ¿Lo mejor? Cuando ves que a la gente le gusta la bebida”, aseguró.
Los tres abogaron por no ver un posible fracaso empresarial como una derrota. “Todo es aprendizaje”, coincidieron y citaron varias ventajas de emprender en un entorno más rural, como Lodosa, en comparación a una ciudad más grande. Agradecieron la confianza que, en sus respectivos sectores, habían tenido sus vecinos y vecinas y animaron a quien esté pensando dar el paso a pedir ayuda cuando se necesite.