Los galardones Somos Valientas premian, en su segunda edición, a cinco mujeres extraordinarias

Ellas son mujeres normales. Algunas son tímidas y les cuesta más dirigirse a los asistentes. Otras tienen más tablas y dejan de lado ese miedo, miedo que posiblemente también sintieron a la hora de encauzar sus trayectorias profesionales que hoy en día brillan. “Veía que mi vida se estancaba, mis amigos empezaban a tener trabajo y yo seguía estudiando. No sabía si iba a merecer la pena el esfuerzo”, reconocía Aitana Vicente, que en octubre cumplió su objetivo de ser fiscal. “La clave del éxito fue luchar cada día”, añadió delante de doscientas personas.


Ese miedo también lo sintió Yolanda Fonseca, fundadora de Hiru Hamabi, primera entidad en apoyo al daño cerebral adquirido infantil: “Al principio se te cae el mundo encima”, comentó sobre su historia personal cuando su hijo sufrió un ictus. “Tengo que reconocer que hemos sido valientes”, apuntó dirigiéndose a Felipe Goikoetxea, su marido y fundador de la asociación, y animando a las personas “a que hagan camino”. “El premio es inesperado, pero lo cojo con mucha ilusión
Ese camino de lucha también lo recorrió Maite Oroz, jugadora de la selección española de fútbol. “Era la única niña que jugaba en la plaza del pueblo por desgracia, ahora ha cambiado mucho”, indicó reconociendo que ella tuvo “suerte”. “Mi entorno apostó por mí”, indicó. “Esto es muy bonito, si de verdad te gusta, debes de seguir”, apuntó enfocando su intervención hacia la constancia. “Llevó unos años fuera de casa, pero en cuanto puedo vengo para estar con mis padres, mi hermano y mis amigas, que son mi espejo”, concluyó Oroz.

 

Sobre el entorno también habló la alsasuarra Helena Taberna. La cineasta aseguró haber estado siempre rodeada de mujeres “valientes y cultas” y dedicó su premio a Naia Ganuza Taberna, su nieta. “Han cambiado mucho las cosas y en positivo, pero queda mucho camino por recorrer”, añadió. “A mi nieta le deseo que cuando sea mayor viva en un mundo más justo que este, más alegre…”, apuntó citando la necesidad de tener referentes. Además, la directora de cine que enfoca su trabajo a plasmar en la pantalla “historias sobre el mundo” apunto que “es más interesante la acción que la queja”.
Esa última idea fue secundada por Laura Urquizu, la mujer que recibió el premio en la categoría empresarial. Ella se mostró muy contenta por ser el primer premio que recibe en su tierra. “Me gustaría decir a las chicas y a las niñas que están aquí que si creen que pueden, lo harán”, reflexionó. Urquizu aprovechó su intervención para hablar sobre la gran diferencia que hay entre el número de hombres y mujeres que ocupan puestos importantes en empresas. “Eso no es bueno”, añadió. La empresaria navarra que dirige Red Point focalizó parte de ese problema en la educación. “Es urgente actuar sobre la infancia. A las niñas se les dirige hacia humanidades o hacia el cuidado desde pequeñas”, lamentó aportando un dato de que en una universidad catalana, nueve de cada diez alumnos de ingeniería informática son hombres.

En relación a esa lucha citada por las anteriores galardonadas, Urquizu señaló que en muchas ocasiones “lo más difícil es no perder la fe y mantener la ilusión”. De esta manera, creyendo, confiando, teniendo el apoyo de un entorno favorable y esforzándose, estas cinco mujeres han conseguido dejar huella y convertirse en referentes.